El fautista de Hamelin nos ha cautivado siempre por su misterio. Una leyenda de transmisión oral, un cuento popular (documentado por primera vez por los hermanos Grimm), un poema (Robert Browning, 1845) y quizá, antes de nada, un hecho real; con dos finales diametralmente distintos: los niños vuelven al pueblo con sus familias o no vuelven. Esa cueva abierta en la montaña también está rodeada de enigma: ¿es la máxima oscuridad o es un paraiso para esos niños que ya no son felices en su pueblo?. No hay una única interpretación de la historia del Flautista de Hamelin.